Ahora
quiero que
llueva
sobre mi
ciudad hervida
en la
noche quieta.
Mi corazón
entreverado
ha emanado
pensamientos
sentimientos
imaginaciones
que ya
forman parte
de la
densidad del aire y
se han
hecho vapor
que pide
decantar.
Quiero
oler la humedad verde
entrandome
en la piel
que me
cuenta
que me
canta
que la
calma
esta
viniendo
con el
agua ajironada entre las nubes.
Quisiera
escuchar sus
go
ti
ti tas
ti
ti
ti tas
tititando
en las chapas
de las
casas vecinas,
tititando
y jugando
por
toboganes
de hoja en
hoja,
por las
paltas y los membrillos.
Lluvia
lenta y sin curvas;
sí, a
veces la lluvia es lenta,
con
espacios de cielo traídos
entre sus
estrellas de agua
que caen
llevando mis deseos
a la
tierra
al
cemento.
Poder
quedarme
en el
regazo de mi ventana
abierta
respirando
esa ciudad
que ya no
tiene ruidos
ni autos
ni sirenas,
es pura
lluvia,
olor a
tierra
arrullando
mi alma
inquieta.
Dormirme
en madrelluvia
y escuchar
las gotas
musicando
kalimbas
en los caños...
Soñar con
que voy por un río manso
lleno de
gotitas
y yo voy,
voy,
camalote
verde descansando,
y las
gotitas también resbalan
por mi
cara dormida
sonriente
y el río
se hace cordón
de la
vereda
se hace
acequia
y viajo
con el aguamadre
que lava
mis penas
¿penas de
amor?
Amor de
lluvia,
que se va
y viene
y se va
corriendo
como el agua
por mis
venas.
Laura Gallo
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